EN LA LITURGIA… ¡CON LOS CINCO SENTIDOS!
PARROQUIA "SAN MARTÍN DE O GROVE"
EN LA LITURGIA… ¡CON LOS CINCO SENTIDOS!
En la liturgia, la unión de la comunidad con Dios acontece a través de una concatenación de ritos y de signos que son hechos posibles y participables mediante la sensorialidad con la que el ser humano experimenta el mundo y las relaciones.
La importancia de centrar el papel de los sentidos en la experiencia litúrgica resulta fundamental vista la rapidez de las acciones y la virtualización de las relaciones que caracteriza al mundo contemporáneo; la propuesta litúrgica puede y debe redescubrir y proponer en toda su belleza ese espacio de experiencia que, aun estando arraigado en el tiempo, permite entrar en la dimensión del Eterno. Mediante la liturgia terrena se participa en la celestial, pregustando la belleza de la Patria hacia la que caminamos; ello significa que toda nuestra sensorialidad ha de estar implicada en una experiencia de encanto mediante la concertada implicación de los elementos constitutivos de la espacialidad y la ritualidad. No es corriendo tras los lenguajes de la contemporaneidad como la liturgia puede expresarse plenamente, sino orientando al hombre de hoy hacia aquella expresión de estupor ante la belleza sin tiempo de la eternidad. Tacto, gusto, vista, oído y olfato deben ser directamente estimulados por la acción litúrgica y, mediante experiencias sensoriales, es posible vivir la participación comunitaria y sentir la nostalgia de la Patria eterna.
Los sentidos y la sensibilidad son las vías que tenemos a nuestra disposición para percibir la realidad: desde la realidad más simple hasta la realidad misma de Dios. Nos pertenecen para hacer resonar «realidad y Dios» dentro de nosotros y hacernos volver después a la realidad y a Dios con el corazón dilatado.
La tentación del mundo virtual, la cultura de la apariencia, los retos de lo cotidiano... pueden afrontarse con éxito si enraizamos los sentidos y la sensibilidad en la inteligencia y en la afectividad madura; si alabamos a Dios por los sentidos y por la sensibilidad. Él está con quien «siente» en su nombre; con quien dispensa atención y cuidado en su nombre; con quien teje vínculos de solidaridad, comunión y compasión profunda en su nombre. Con quien ama en su nombre.
El cuerpo es un elemento esencial. Algunos desconfían del cuerpo en la oración, un cuerpo que habrá que domar o educar y quizá tratar duramente… El cuerpo es un don de Dios que se ha de respetar y que se puede convertir en verdadero soporte de nuestra alabanza; una senda, un camino de acceso a Dios. El modo en que, en la liturgia, son llamados en causa nuestros cinco sentidos nos lo manifiesta magníficamente.
¿Qué papel juegan en nuestras celebraciones
los «cinco» sentidos?
¿Qué se le ofrece a la vista? ¿Qué se le ofrece al oído? ¿Qué se le ofrece al olfato? ¿Qué se le ofrece al tacto?
¿Qué se les da para gustar?
Lino Emilio Díez Valladares, Madrid - Revista Galilea.153
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